Licántropo "lycos (lobo) y ánthropos (hombre) |
Las origenes.
Hombres lobos,
vampiros, chupa cabrás, yeti, todos estos mitos legendarios tienen una base histórica
real o son la típica leyenda urbana.
¿Tienen un fundamento histórico? Hoy abordamos
el mito del Hombre Lobo, desde sus orígenes hasta nuestros tiempos.
La palabra Licántropo
deriva del griego, lycos (lobo) y ánthropos (hombre).
El hombre lobo,
también conocido como licántropo, es una criatura legendaria presente en muchas
culturas a lo largo del mundo. Se ha
dicho que este es el más universal de todos los mitos (probablemente junto con
el del vampiro), y aún hoy, mucha gente cree en la existencia de los hombres
lobo o de otras clases de “hombres bestia”.
En la mitología,
un hombre lobo es una persona que se transforma en lobo, involuntariamente, a
causa de una maldición o una mordedura de otro hombre lobo. Hubo muchas historias
sobre este mito.
Bien vamos a ver,
si hay algún indicio importante sobre el hombre lobo.
Como dijimos
anteriormente, deriva de una palabra griega, pues la lógica nos dice que si deriva
de algo en concreto, tiene que haber habido algo relacionado con este nombre.
Pero
profundizamos más el tema en cuestión.
Según una
leyenda, el primer hombre lobo reconocido fue Licaón, rey de Arcadia, Grecia.
En la mitología griega, Licaón era un rey sabio y culto y una persona muy
religiosa que había sacado a su pueblo de las condiciones salvajes en que
vivían originariamente. No obstante, parece que él mismo continuó siendo un
salvaje, pues a pesar de todo siguió sacrificando seres humanos en honor a
Zeus, e incluso se dijo que asesinaba a todo forastero que llegara a su reino
pidiendo hospitalidad.
Al enterarse, el
dios Zeus quiso comprobar los rumores y se disfrazó de vagabundo para hacer una
visita a Licaón. Este inmediatamente pensó en matar a su visitante, pero se
enteró a tiempo de que se trataba de Zeus y lo invitó a participar en un
suntuoso banquete. Todo habría salido bien de no ser porque Licaón no pudo
resistir la tentación de jugar una horrible broma al rey del Olimpo; ordenó que
le sirvieran la carne de un niño (presuntamente un hijo suyo). Zeus se dio
cuenta, por supuesto, y, encolerizado, condeno a Licaón a convertirse en lobo,
y a que todos sus descendientes serían también hombres lobo.
A partir de ese
momento los hombres lobo parecen haberse multiplicado, al llegar la Edad Media,
los cuentos de hombres que se transformaban en lobo eran comunes y la gente
tenía tanta fe en ellos que ni siquiera se atrevía a salir de noche al bosque.
Hay que recordar que en aquellos tiempos los lobos auténticos eran comunes y no
era raro que atacaran a las personas.
En particular,
Francia parece haber sido infestada con hombres lobo durante el siglo XVI, por
lo que fueron numerosos los consecuentes juicios.
En algunos casos, por
ejemplo, los de la familia de Gandillon en el Jura, el sastre de Chalons y de
Roulet, todo ocurriendo en el año 1598, había clara evidencia en contra del
acusado de asesinatos y canibalismo, pero ninguno asociado con lobos; en otros
casos, como el de Gilles Garnier en Dole, (1573), hubo clara evidencia de
existencia de algún lobo, pero ninguna en contra del acusado; en todos los
casos, con muy pocas excepciones, había una predisposición del acusado en
confesar e incluso en detallar las circunstancias de la metamorfosis, la cual
es una de los temas recurrentes de brujería medieval. Aun cuando esta fiebre de
licantropía (de ambos, acusadores y sospechosos) llegó a su cenit, se decidió
en el caso de Jean Grenier en 1603, en Burdeos, que la licantropía no era más
que una ilusión enfermiza. Desde entonces el loup-garou dejó de ser considerado
como un herético peligroso, y regresó a su posición pre-cristiana como una
simple amenaza «lobo-hombre». Las mujeres-lobo (lubins o lupins) fueron
consideradas en Francia, no obstante, como hembras tímidas e inofensivas, en
contraste con los temidos loup-garou.
Los hombres lobo
de la dispensación cristiana no eran todos considerados como herejes o
viciosamente dispuestos en contra de la humanidad. De acuerdo con Baronius, en
el año 617, se presentó un grupo de lobos en un monasterio, y destrozaron a
varios frailes quienes mantenían opiniones sobre herejía. Los lobos mandados
por Dios despedazaron a los ladrones sacrílegos del ejército de Francesco María,
duque de Urbino, quien había llegado para saquear el tesoro de la Santa Casa de
Loreto. Un lobo vigiló y defendió a San Edmundo Mártir, rey de Inglaterra ante
las bestias salvajes.
San Odo, Abad de Cluny, asolado por una manada de zorros,
fue liberado y escoltado por un lobo (A. de Gubernatis, Zoological Mythology,
1872, vol. ii. p. 145).
Gran parte de los hombres-lobo eran personas inocentes
y temerosas de Dios, que sufrían a través de embrujos de otros, o simplemente
estaban destinados a un destino infeliz, y quienes en forma de lobo se
comportaban de una manera admirable, honrando y protegiendo a sus benefactores.
De hecho, el
poder de transformar a otros en bestias salvajes no sólo fue atribuido a
hechiceros malignos, sino también a santos cristianos. Omnes angeli, boni et
mali, ex virtute naturali habent potestatem transmutandi corpora nostra (Todos
los Ángeles, buenos y malos, tienen el poder de transmutar nuestros cuerpos)
fue la sentencia de Santo Tomás de Aquino.
San Patricio transformó a Vereticus,
un rey de Gales, en un lobo; y San Natalio maldijo a una ilustre familia
irlandesa con el resultado de que cada miembro de ella estaba condenado a ser
un lobo por siete años. En otras historias la voluntad divina es más directa,
en Rusia, se supone que los hombres se convierten en hombres lobo al incurrir
en la cólera del diablo.
Ciertas creencias
sobre el hombre lobo se basan en acontecimientos documentados. La Bestia de
Gévaudan era una criatura que aterrorizó el área general de la provincia de
Gévaudan, en el actual Departamento de Lozère, en las Montañas de Margeride al
sur de Francia, en el lapso de 1764 a 1767. La bestia fue descrita
frecuentemente como un lobo gigante, atacando al ganado y a seres humanos sin
distinción. Fue abatida, según los relatos, por Jean Chastel con una bala de
plata, de allí el mito de que los hombres lobo solo pueden matarse con este
artilugio.
Hongo Cornezuelo |
Se ha propuesto
una teoría reciente para explicar los episodios de hombres lobo en Europa
durante los siglos XVIII y XIX. El cornezuelo, cuya ingestión causa
envenenamiento, es un hongo que crece en los lugares donde se cultiva centeno
en temporadas húmedas, después de inviernos muy fríos. El envenenamiento por
cornezuelo normalmente afecta pueblos completos o por lo menos las áreas pobres
de los pueblos, provocando alucinaciones, histeria colectiva y paranoia, así
también como convulsiones y en algunas ocasiones la muerte (el LSD se deriva
del cornezuelo). El envenenamiento por consumo de cornezuelo se ha propuesto
como causa de los individuos que creían ser un hombre lobo, o de todo un pueblo
que creyó haber visto a un hombre lobo.
Como la mayoría
de los intentos de usar la ciencia moderna para explicar creencias religiosas y
folklore, esta teoría es controvertida e insatisfactoria. Por ejemplo, no
explica por qué los brotes de histeria sobre brujería y las leyendas de
transformaciones en animales que existen alrededor del mundo, incluyendo en
lugares donde no hay cornezuelo del centeno. La histeria y la superstición han
existido a través del mundo por toda la historia registrada, y, generalmente
hablando, el envenenamiento por consumo de hongos no es la razón de todos estos
acontecimientos.
Similarmente,
algunos investigadores modernos han intentado utilizar condiciones tales como
rabia, hipertricosis (crecimiento excesivo del pelo sobre el cuerpo entero) o
porphyria (un desorden enzimático con síntomas que incluyen alucinaciones y
paranoia) como explicación para la creencia del hombre lobo, aunque los síntomas
de esas dolencias no emparejan completamente con el folclore o la evidencia de
los episodios de histeria colectiva.
También existe un
raro desorden mental llamado Licantropía clínica, en la que la persona afectada
tiene una ilusoria creencia de que él o ella se está transformando en otro
animal, aunque no siempre es un lobo o un hombre lobo. Otros creen que
las leyendas de hombre lobo nacieron como parte del chamanismo y tótems,
animales en las culturas primitivas basadas en la naturaleza. El término
«teriantropía» ha sido adoptado para describir un concepto espiritual en el que
el individuo cree que él o ella tienen el espíritu o alma, en su totalidad o en
parte, de un animal no-humano.
Bíblicamente
hablando, no se conocen referencias.
Si te ha gustado el Post, comentanos cuales son tus teorías.
¿Crees que realmente hay evidencias sobre este mito?
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