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miércoles, 31 de diciembre de 2014

EL EXORCISMO DE ROLAND DOE

Imagen de Roland Doe
El exorcismo de Roland Doe refiere a los acontecimientos en torno a la supuesta posesión demoníaca y exorcismo de un niño estadounidense ocurridos a finales de la década de 1940. Roland nace el 1 de junio de 1935 en el seno de una familia luterana de origen alemán. Durante la década de los 40 la familia vivía en Cottage City, Maryland. Según Allen, Roland era hijo único y sólo jugaba con los adultos de su casa, principalmente con su tía Harriet, quien lo trataba más como a un amigo que como sobrino. Esta mujer una espiritista lo introdujo en el juego de la ouija y el niño se interesó. Cuando él tenía 13 años su tía muere en St. Louis y varios libros presumen que Roland trató de contactarla a través de la ouija.

De acuerdo al libro de Allen, la actividad paranormal comenzó poco después de la muerte de la tía Harriet.  Se trataba de sonidos de pasos, crujidos de pies y otros ruidos extraños, muebles que se movían solos, olor a excremento en toda la casa, luces que se encendían y apagaban por sí solas, y objetos ordinarios como un jarrón se suspendían o levitaban, una imagen de Jesús se sacudía en la pared como si estuviera siendo golpeada por detrás y, en una ocasión, un recipiente con agua bendita que estaba cerca suyo se estrelló contra el piso. Fueron nueve sacerdotes junto a treinta y nueve testigos los que firmaron los escritos eclesiásticos finales que documentaron la experiencia de Roland. Además, cuarenta y ocho compañeros de clase atestiguaron sobre acontecimiento escalofriantes sucedidos en torno a Roland mientras se encontraban en la escuela, entre ellos, la ocasión en que su escritorio empezó a moverse hacia el pasillo chocando contra otros objetos.

La asustada familia acudió a su pastor luterano, el Reverendo Luther Miles Schulze. De acuerdo al informe del Reverendo Schulze para el diario The Evening Star (Washington) el niño fue examinado por médicos y psiquiatras que no pudieron ofrecer ninguna explicación a los perturbadores hechos que estaban teniendo lugar. Schulze acordó con Roland para pasar la noche del 17 de febrero en su casa, con el fin de observarlo. El muchacho dormía en una cama grande cerca del ministro, quien alegó haber sido testigo de sucesos extraños durante toda la noche. Reportó que en la oscuridad oyó vibraciones de la cama y rasguños en la pared un pesado sillón en el que el niño se había sentado se inclinaba y terminó por caerse, una pila de mantas sobre las que el niño yacía se elevaba y movía alrededor de la habitación, golpeando a la gente en la cara. El Reverendo concluyó que había algo maligno en torno a Roland y decidió que un exorcismo de rito luterano debía practicarse.

De acuerdo con la historia tradicional, al niño se le practicó, en primera instancia, un exorcismo bajo el auspicio de la Iglesia Episcopal (Anglicana) y luego se remitieron a Edward Hughes, un sacerdote católico, quien después de examinarlo en la Iglesia de St. James  lo trasladó para exorcizarlo al Hospital de la Universidad de Georgetown, una institución jesuita.

Una vez iniciado, el ritual debió ser suspendido ya que Roland provocó al pastor una herida que requirió de sutura. En consecuencia, el niño regresó al hogar con su familia. Luego, a partir de la aparición de extrañas ronchas en su cuerpo, como la inscripción con sangre de "St.Louis" en su pecho (lugar donde la tía Harriet había muerto), sus familiares desesperaron y tomaron el tren de regreso a St.Louis. Estando en la ciudad, su primo se contactó con uno de sus profesores de la Universidad de St. Louis: el Rev. Raymond J, Bishop, quien a su vez habló con el Rev. William S. Bowdern, un hombre vinculado a la academia de la Iglesia. Ambos curas visitaron a Roland en casa de sus parientes y allí notaron su aversión por todo lo sagrado, su voz gutural, una cama que temblaba y objetos voladores. Fr. Bowdern solicitó el permiso del arzobispo para expulsar la plaga de demonios que poseían al muchacho. La autorización fue concedida con la exigencia de que Bowdern estuviera a cargo, que no revelara el lugar y que llevara una crónica detallada de los hechos.


Antes de comenzar con el ritual, Fr. Walter Halloran fue convocado por la sección psiquiátrica del hospital para asistir a Bowdern. El Rev. William Van Roo, un tercer sacerdote jesuita también acudió en ayuda de los demás. Halloran afirmó que durante el episodio palabras como “mal” e “infierno” junto a otras marcas aparecieron en el cuerpo del joven, quien además rompió su nariz durante el proceso. Se realizaron treinta exorcismos durante varias semanas y, finalmente, cuando el último ritual estuvo terminado, todos fueron testigos de una especie de ruido muy intenso (como el de una escopeta o un trueno) que abandonó el hospital. Luego de los rituales, la familia jamás volvió a tener problemas y regresó a su hogar. El chico se convirtió en un hombre exitoso, felizmente casado, con hijos y nietos.