Esta carta simboliza a menudo una crisis a la que hay que entregarse, un cambio profundo al que
conviene hacer frente. Sugiere la ayuda
de un maestro, de un terapeuta o
de un guía.
Pero, en la crisis, El Ermitaño puede tanto renovarse como
morir. Remite también, pues, a la soledad,
incluso a la decadencia: se le puede
proyectar un «sin domicilio fijo», o incluso
un alcohólico que esconde un litro
de tinto en su linterna...
El Arcano VIIII
es el equivalente, más humano y más frío, del gran arquetipo paterno y solar
del Arcano XVII.
Figura, así, un padre
ausente, taciturno, lejano o desaparecido. Remite asimismo, para el consultante, a la soledad interior, al lugar secreto y sombrío en que se prepara la mutación espiritual.
Entre las interpretaciones tradicionales de esta carta:
- Crisis positiva
- Guía
- Soledad
- Hombre mayor
- Vejez
- Prudencia
- Retiro
- Terapeuta
- Maestro masculino
- Peregrinación
- Castidad
- Alcoholismo
- Invierno
- Duda y superación
- Alumbrar el pasado
- Ir hacia el futuro sin saber adónde se va
- Andar retrocediendo
- Terapia
- Padre ausente o frío
- Abuelo
- Humildad
- Saturno
- Visión clara del mundo
- Sabiduría
- Amor desinteresado
- Abnegación
- Altruismo
- Maestro secreto
ALEJANDRO JODOROWSKY
No hay comentarios:
Publicar un comentario